martes, 26 de septiembre de 2006

Medios: El Católic Channel

Anteayer sábado fui a visitar a mis padres. Me encontré con que se habían ido a México, así que me preparé una cena grasosa, destapé una cerveza, perforé una manzana y encendí la televisión. Quien tenga cable, habrá advertido que existe un canal llamado "María Visión", con sede en la Ciudad de México, dedicado a esparcir el mensaje de la Iglesia católica y a otros fines que ellos conocerán. Quisiera abstenerme de juicios porque son cosa de la soberbia, pero en este caso me niego a dejar de criticar a una institución que se ha dedicado a promover el mito profético del "Juicio Final", en el que un dios psicópata va a bajar en una nube para mandar al infierno a todos aquellos que se negaron a hacerle caso a sus supuestos intérpretes. El católico estándar que estuviere leyendo este blog se habrá echado a correr en cuanto advirtió que esto no era una disertación pidadosa: no me interesa, la experiencia me ha mostrado cómo es inútil razonar con gente que se ha dejado colonizar el cerebro con estas patrañas. La Iglesia tiene una forma de defensa basada en el miedo al demonio: lejos de ser su peor enemigo, es su mejor amigo. Desde hace mucho tiempo, cuando alguien utiliza la razón y la evidencia para descalificarla como autoridad moral, la "Santa Madre Iglesia", horrorizada, señala al impío como apostol del diablo, y aconseja a sus adoctrinados seguidores a no hacer caso a lo que les muestran sus sentidos y su inteligencia. A lo largo de esta entrada, mi interés es poder mostrar dos cosas:

1) El carácter insidioso del programa descrito, que utiliza la confusión y la falta de estructura para entregar su mensaje real por debajo del agua
2) El rechazo al uso adecuado de la información y el conocimiento para interpretar la realidad, en favor del dogma


El programa que me tocó ver tenía el formato de un show para niños como "Bizbirije", es decir, unos anfitriones sentados en una sala hablan de alguna cosa y van presentando diferentes cápsulas para el entretenimiento y sapiencia del público. En este caso, los anfitriones eran un sujeto disfrazado de viejo: saco café, bastón, cabello y barba blancos, boina, etc., (el "Tío"); una chamaca de quince o dieciséis años y un pájaro-títere que hacía ruidos desagradables. Llamaba la atención la forma en que se "comunicaban" estos anfitriones entre sí y con el público: hablaban al mismo tiempo, eran incapaces de terminar una idea, redundaban una y otra vez sobre lo mismo, se interrumpían constantemente entre sí... a sus invitados les ponían palabras en la boca y tampoco los dejaban hablar. Todo esto, como podría suponerse, entre grandes risotadas y entusiasmos histéricos.

Cápsulas

Cuántos cuentos cuentas. Nombre muy acertado. En ésta, un sujeto vestido de monje medieval narra (con cierto talento) historias sobre la biblia en un parque o cosa parecida. En esta ocasión se trató del "pecado original". Cuando la imagen regresó al estudio con los anfitriones, apareció otra chamaca algo mayor que la anfitrioncita, la presentaron (risas de los anfitriones) y le preguntaron sobre el cuento que acababan de contar (risas de todos): se quedó callada un momento y luego empezó a decir algo, pero fue interrumpida por El Tío, quien le preguntó lo mismo a la niña-anfitriona, y ella respondió lo que entendía del cuento. (Cuando "terminó", el pajarraco-títere le recordó que era importante recordar que "primero fue Eva y luego le dijo a Adán" (la voz del pajarraco se escuchaba sobre las risas y perloteos de todos los demás); "sí, primero fue Eva y luego le dijo a Adán", repitió la niña... imagino la reacción de las feministas. El Tío le explicó luego a la chavita que Eva había hecho eso por soberbia, y ella preguntó "qué es la soberbia"; el tío dio una explicación estereotipada, y al terminar ella dijo "Ah, yo no soy así", "Ninguno de loch que echtamoch aquí chomoch achí". Ella hizo otra pregunta, pero no me acuerdo de cual porque el Tío sólo empezó a balbucear alguna estupidez y terminó diciéndole "Luego te digo...". (Todas las cápsulas dentro del estudio se caracterizaban por esta falta de coherencia y caos general).
Cocinando con... Perdonen mi falta de memoria, pero no me acuerdo del nombre de la linda señorita con brackets en los dientes que mostró cómo cubrir un bollo con chocolate y chochitos.
Paseando por Europa. En esta parte, un sacerdote que paseaba por algún lugar de Europa mostró una fuente bautismal del siglo V; este fue un buen momento.
La hora del místico. Un viejo monje, en algún monasterio, habla sobre la creación "hecha por Dios para nosotros", para que, al ver lo que nos había dado, le respondiéramos amándolo. Habló más sobre Dios, y dirigiéndose al público preguntaba si no era Él quien le daba sentido y dirección a sus vidas; hasta donde yo sé, el sentido se lo trata de dar cada quién, cosa difícil, pero como la Iglesia conoce bien esa dificultad, está pronta a dar un sentido que le convenga a ella y repartirlo entre los pobres junto con unas pocas monedas de las muchas que ha ayudado a quitarles. En cuanto a la dirección, si nos ponemos en plan místico, puede ser que aprendamos a interpretar la dirección que Dios quiere que le demos a nuestras vidas, pero seguimos siendo nosotros quienes decidimos si la seguimos o no; esa es mi opinión, pero no hago guerras religiosas para imponérsela a mis vecinos, ni les digo que se van a ir al infierno si no aceptan lo que yo digo, que ya se chingaron porque ya les hablé de Jesús.
El peliculero. En esta cápsula invitan un sujeto al estudio para que hable de alguna película (supongo que una aceptable para el rebaño, en la que no se hable mal de la iglesia, últimamente, esto quiere decir en la que no se le mencione). Al presentarlo, el Tío tuvo muchos problemas para decir la palabra "cinéfilo"; balbuceaba palabras inventadas o parecidas, "cenáfilo, cinético... o sea que es medio filósofo", decía el Tío. Luego, el invitado dijo el título de la película, seguido del título en inglés, y en este punto comenzaron unos veinticinco segundos de ¡aaahhh!!!'s y ¡oooohhh!'s de emoción comenzados por el imbécil del Tío y coreados por la niña y el pajarraco. Ahora bien: este alboroto y grande sorpresa no se debía al título de la película, sino al hecho irrelevante de que el invitado sabía inglés... Este muchachote de buena familia se notaba algo incómodo ante la admiración exagerada de los anfitriones. Si se me permite una interpretación algo aventurada, quisiera comentar que esta reacción tiene por lo regular el efecto de inhibir la respuesta que la suscitó, por ejemplo, si un niño llega con un dibujo que acaba de hacer y todo el mundo empieza a gritar y exclamar exageradamente, por mucho que los gestos expresen una supuesta admiración, resulta tan grotesco y alarmante que el niño se va a cuidar de hacer más dibujos, o por lo menos de enseñárselos a seres tan ridículos. Desde luego que el invitado era un hombre adulto, pero recordemos que este es un programa para niños (si no lo es, entonces es para idiotas). He llamado imbécil al Tío, pero claramente no es tonto; este canal y todos sus programas deben entenderse como un medio de adoctrinamiento masivo, donde trabajan lava-cocos profesionales. ¿Por qué tanto ruido por el hecho de que alguien sepa inglés? ¿Todos los cinéfilos son "medio filósofos"? ¿Por qué tanto problema en decir una palabra como "cinéfilo", poco utilizada por gente inculta, pero perfectamente normal para una persona de mediana educación?
La buscadora de trabajos. La invitada a la que no dejaron terminar de dar su visión sobre la anécdota del Génesis visita un kinder para "entrevistar" a las maestras y mostrar en qué consiste el trabajo de educadora. La manera católica de entrevistar es comenzar una idea para que el entrevistado la termine. La maestra a la que entrevistaron, seguramente frustrada por no poder hablar de su trabajo como le habían prometido, tenía que aprovechar para agregar por su cuenta un poco de lo que hubiera querido decir.
El Padre más padre. En el estudio, un cura seguía con el tema de Adán y Eva y el pecado original. Tampoco lo dejaban expresarse (hasta daba la impresión de que el Padre más padre era más bien impopular). Medio dijo que cuando no entendemos lo que Dios quiere de nosotros tenemos que leer la biblia, pues este libro nos lo explica "a través de historias". La niña preguntó algo, pero el pajarraco le dijo "Luego te digo". Historias, desde luego, interpretadas por los sacerdotes, no por nada el Tío le preguntaba al cura: "¿Cómo debemos hablar sobre el pecado original?" (sic).
Comerciales. Una linea de "ayuda espiritual" a diez varos (más o menos one buck gabacho) el minuto. Limitado a 30 minutos por llamada y 1000 pesos por mes. (!)

Joseph Campbell, un hombre que dedicó su vida al estudio de las mitologías de este planeta sin limitarse a la visión judeocristiana, escribió un tratado de 4 tomos (unas 2,600 páginas) titulado Las máscaras de Dios. Ese trabajo es el resultado de setenta años de investigación. La idea central se puede inferir fácilmente del título; tal vez no sea necesario leerse todo el fárrago de Campbell para entender que cada cultura y cada persona entiende a Dios a su manera. Sin embargo, hay quienes insisten en implantar su visión a los demás, unos por afirmar sus creencias basadas en el miedo, otros por intereses económicos, otros simplemente por estupidez.
Campbell también le da 4 funciones básicas a la religión: 1) mística (advertir con pavor reverencial y admiración las maravillas que son el universo y el propio sujeto que lo contempla), 2) cosmológica (naturaleza, origen y forma del universo), 3) sociológica (validar cierto orden social) y 4) pedagógica (enseñar cómo vivir). De esta religión en particular, me parece que las primeras dos las cumple de manera bastante mediocre, en cuanto a la tercera, la Iglesia católica siempre se ha aliado con la hegemonía para promover ordenamientos sociales de opresión, y en lo que respecta a su función pedagógica, los estudiantes más aprovechados son las monjas polvorientas que andan por las calles con el espíritu devastado.

Para finalizar, una anécdota que le gustaba contar a Krishnamurti:

El diablo y un amigo caminan calle abajo... De pronto ven a un hombre delante de ellos que levanta algo del piso. Lo observan y ven que se guarda algo en el bolsillo.
El amigo pregunta al diablo:
"¿Qué levantó ese hombre?"
El diablo responde:
"Levantó un fragmento de la verdad".
El amigo: "Eso es un mal negocio para usted".
El diablo: "Oh, no. Al contrario. Mi negocio es dejar que el hombre la organice."


Nota: los nombres de algunas de las cápsulas son inventados.
(1) Una gran ovación a los de Bizbirije; y una disculpa por haber utilizado su programa para ejemplificar el formato.

Folch, F.J. (1991). Símbolos y Mitologías. Santiago, Chile: Alianza. [Recuperado 27/09/06 de http://www.cepchile.cl/dms/lang_1/doc_3172.html]

Kreimer, J.C. y Arvallo, M. (1997). Krishnamurti para principiantes. Buenos Aires: Era Naciente.

Retrospectiva. 07/12/06. A través de Inmanencia dí con esta entrada con algo más sobre el Génesis y el rechazo de la inteligencia.