lunes, 30 de octubre de 2006

Política: ¡Gracias, Mr. President!

Hoy en la mañana, mientras las fuerzas represivas del gobierno federal rompían el pacto de no intervenir en el conflicto de Oaxaca (se recordará que luego de la intimidación con la nube de helicópteros se acordó que iba a tomar posición la policía municipal con mando federal), las cámaras de Televisa S.A. de C.V. recogían la "opinión pública"... Un grupo de gente gritona y señoras que le arrebataban el micrófono al reportero manifestaba su profunda alegría de que la represión hubiera llegado. Uno de ellos decía: "los maestros a sus aulas y los empresarios a trabajar". Estaba por ahí uno de los líderes de empresarios. Un señor dijo: "si no se hubiera muerto ese gringo, Bush no le hubiera hablado a Fox para que los mandara" (sic). Nunca sabremos lo que ese señor estaba pensando, cuáles eran sus intenciones. ¿Es esa declaración tan notoria un ejemplo de la ciega estupidez que generan las poses políticas o una sutil muestra de sarcasmo?












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jueves, 26 de octubre de 2006

Bloggin': Krauze, historiador oficial

Estrenando formato, como en los primeros blogs, Axólotl se complace en presentar algo encontrado en el ciberespacio.

En la página principal de Letras Libres todavía se puede ver un dibujo de AMLO con aureola, collar de flores y la leyenda: "Enrique Krauze: Lopez Obrador, el mesías tropical", con una liga a un artículo publicado, oportunamente, un mes antes de las elecciones pasadas en México, el cual puede usted ver en esta liga, o si quiere ver una nota de octubre que sirve como una especie de epílogo a ese artículo, siga esta otra. Vale la pena leer ambos. Y si le queda tiempo, puede revisar los 158 comentarios de lectores que el artículo tiene hasta el momento; algunos lo aprueban, otros lo critican. En esta entrada reproduzco un comentario a la nota de octubre que me gustó mucho.

Comentario de Carlos Lemus. Escrito el 10 de octubre de 2006

Debo admitir que el ensayo “Embriaguez Histórica” de Enrique Krauze me inquietó más de lo que usualmente me incomodan ciertas cosas que leo. Lo he leído varias veces y, después de una semana, sigo sin poder señalar con exactitud qué es lo que me inquieta. Pude haber dicho “qué es lo inquietante,” pero, la verdad, como yo soy quien le interpreta, me considero el único responsable de la contrariedad. No estoy en desacuerdo con varios de sus puntos. Incluso, considero que son acertados. Sin embargo, tal y como Krauze mismo describe al recapacitar sobre una reflexión de Paul Valéry que en algún momento creyó exagerada, yo creo que Krauze exagera en su interpretación de AMLO como un megalómano delirante dispuesto a apropiarse de la historia para beneficio propio. Y no tanto porque no sea verdad, sino porque AMLO no monopoliza esas condiciones.

Supongo que como Krauze ha publicado el ensayo como comentario, y no porque lo haya hecho en su revista, tengo que respetar que su opinión no haga uso de la falsa objetividad de los medios para balancear el contenido incluyendo otros ejemplos de megalomanía, como el caso de Felipe Calderón, por ejemplo. Asumo, sobretodo, que como historiador—quien incluso ha escrito ensayos biográficos sobre personajes de quien AMLO se ha apropiado—él debe saber más que yo. Lo irreconciliable del ensayo es, sin embargo, que como historiador hable de la diversidad de perspectivas que suman la realidad histórica Mexicana, que amoneste a AMLO arguyendo que la historia política de México no es un retrato en blanco y negro, o que explique que la realidad es una película sin libreto, pero que, paradójicamente al hacer estas aseveraciones, tome partido, polarice la historia y escriba un retrato en blanco y negro con el comentario representado en las páginas de su revista.

Tal vez porque Krauze cree que la historia no puede monopolizarse, en lo que estamos de acuerdo, haya decidido escribir y propagar “su versión” a través de su revista. Ese esfuerzo es laudable y merece leérsele. Yo seguiré leyendo la revista, como leo otras, para estar al tanto de unas cuantas de las múltiples versiones de la historia. Sin embargo, yo me pregunto: ¿Que pasará dentro de 100 años si la revista “Letras Libres” se convierte en un archivo oficial de la historia de México? Si un historiador astuto puede interpretar el ensayo de Krauze como un ejercicio disidente ante las condiciones contemporáneas de la política en México (que ejemplifica una de las microhistorias que él mismo alude), entonces su propio argumento encontrará validez histórica. Pero, como revista establecida que puede archivarse en bibliotecas, como revista que la mayoría del pueblo no compra porque no sabe leer o porque no tiene el dinero para adquirirla, o como revista que representa la versión histórica aceptada por sus propios editores, ¿qué tal si en el futuro los historiadores la interpretan como voz oficial del pueblo para reconstruir la historia política de México en el 2006? ¿Habrá entonces oportunidad para incluir en esa reconstrucción voces disidentes, microhistorias que no fueron publicadas en la revista o que no pudieron ser archivadas en medios alternos?

Las voces disidentes abundan en la historia y no siempre han recibido la atención que se merecen. De vez en cuando llegan historiadores como Howard Zinn, James Loewen, o Studs Terkel para reconstruir esa historia a través de las propias voces de los disidentes, que en muchos casos son quienes crean la historia. El archivo histórico sugiere, sin embargo, que los vencedores escriben la historia a su favor y callan a los disidentes. No por nada, aunque el 2 de Octubre de 1968 en Tlatelolco no se olvide, la masacre permanece como pie de página en los libros oficiales de la historia de México. Existen miles de textos reseñando la verdadera historia del 2 de Octubre, pero, al ser voces disidentes sin apoyo de medios establecidos, han sido desdeñadas. El “New York Times” puede publicar falsedades, y aunque se retracte semanas después en letra microscópica, el daño ya está hecho y nunca pierde su estatus en el pedestal de la noticia. Pero si cualquier periódico disidente publica verdades, las razones regularmente son cuestionadas como motivos ulteriores.

Yo respeto que Krauze haya publicado su opinión, aunque ésta implique la paradoja antes mencionada y lo haya hecho en el medio establecido que representa su revista. Por eso, al leer cualquier reflexión histórica—incluyendo la de Valéry, la de Krauze, o la mía—sugiero tomar en cuenta una reflexión de Buadelaire, que nunca se me ha hecho exagerada, en la que propuso que la historia debe de escribirla el pueblo y no los agentes del poder establecido.

Me llaman Carlos Lemus. Para comentarios, quejas, o alusiones
peyorativas a mi Madre, que son bien recibidas porque está enfermita, por favor visiten www.trovanguardia.blogspot.com


Que viva la inteligencia. A diferencia de los comentarios facilotes que tanto les gustan a los fumadores cotidianos de puros cohiba que, después de los negocios, se sientan a leer Letras Libres con la buena conciencia del hombre exitoso que se vive como burgués de exquisita cultura, porque es fácil burlarse de esos pinches nacos que se creen revolucionarios, Carlos Lemus todavía respeta a Krauze y le expone, con argumentos sólidos, cómo lo que tenía de historiador se le terminó con letras "libres" como ésta.


El Ajolote.

lunes, 23 de octubre de 2006

Medios: 24

¿En qué momento dejó Kiefer Sutherland de hacer experimentos científicos como estudiante de medicina y se convirtió en un agente de seguridad nacional?
Muchos habrán visto esta serie. Jack Bauer es un agente de la CTU (Counter-Terrorist Unit), dependencia del gobierno yankee para la detección y prevención de actos terroristas en su país. Claro que no es exactamente el Estados Unidos que está sobre México: en éste, el presidente es negro, y constantemente hay algún árabe que quiere detonar un arma nuclear en suelo norteamericano. La verdad es que no va a haber un presidente negro en Estados Unidos mientras el partido republicano siga en el poder y lo que gobierne sea la moral del WASP (White Anglo-Saxon Protestant): ultraconservadora, racista, neoliberal y puritana. En cuanto a los árabes detonando nukes, ¡que Alah esté con ustedes!

El formato. Toda la acción de cada temporada se desarrolla "en 24 horas". Como línea dramática es excelente, pues mantiene la tensión y el suspenso todo el tiempo, uno no quiere perderse ni un minuto (el tiempo cobra muchísima importancia), sin embargo, tiene la ventaja de que puede uno llegar a medio programa, a media temporada, y conectarse con la trama en pocos momentos, porque la línea general es bastante simple: unos terroristas árabes amenazan la seguridad nacional, Jack Bauer hará todo lo posible por detenerlos; habrá obstáculos internos (como considerar los derechos humanos o la diplomacia internacional), pero a Bauer le importan los fines, no los medios.
El tono. Todo el tiempo hay situaciones críticas: hay que interrogar a un testigo que se está muriendo, atrapar a un terrorista con bomba en una escuela (con todo y niños), volar una avioneta con un arma nuclear activada, etc. La tensión es constante, y Jack Bauer nunca come ni duerme: no se puede descuidar ni un momento. Nunca se da una situación humorística o sexual. Cualquier ser humano sufriría un colapso nervioso en el capítulo siete, pero no Jack Bauer.
El tiempo. En unos pocos segundos se mandan cientos de correos a CTU y un gordo identifica al contacto chino que mandó los planos del chip. No existe el tráfico: en doce minutos, Cloe sale de CTU, llega a los suburbios a la casa de una informante, es atacada por un tipo armado, sale de la casa, se encierra en un auto, pide a CTU la combinación de la reja de protección del carro, se la dan, saca el arma que estaba en el asiento de atrás, sale del carro, mata al terrorista, llega el apoyo, resuelve el problema mientras la examina el médico y regresa a CTU. Todo en doce minutos. Evidentemente, esto es imposible hasta para un gringo, pero esta distorsión temporal es igual a la de Star Wars (por ejemplo, Luke recibe todo su entrenamiento en Dagobah mientras Han y los otros pasan un rato escondidos en un asteroide), y de hecho es una técnica narrativa. Hay una incongruencia entre el tiempo declarado en la anécdota y el tiempo real que toman las cosas, igual que en los sueños. El espectador está en un espacio con características del sueño.
La moraleja. Tras resolver definitivamente el problema, Jack Bauer finalmente se echa a llorar en su camioneta, pero suena el teléfono... Bauer se suena los mocos, contesta, escucha instrucciones y dice "I'm on my way"... luego los créditos de fin de temporada. Un amigo de Bauer se atora en la mano un dispositivo químico para evitar que se lo lleve el terrorista (el dispositivo estallará en dos minutos); la única solución es cortarle la mano con un hacha. La hija psicótica de una mujer de CTU tiene un brote a mitad de una situación crítica de seguridad nacional... la mujer tiene que descuidar a la hija por el trabajo; la hija se suicida; la mujer sigue trabajando. Situaciones como estas nos muestran un mensaje de la serie para el ciudadano común: una vez que se ha identificado psicológicamente con Jack Bauer (y ¿cómo no?, si es guapo, inteligente, fuerte, trabaja en CTU y trae una camioneta como la que usted quiere), es claro que para Jack (y para usted) lo más importante es el deber, olvídese de los sentimientos, de su hija loca, de la decencia, de la mano de su amigo. Bauer entra a un quirófano para exigir armado a los médicos que atiendan al testigo moribundoque trae, en lugar del sujeto que están atendiendo, aunque éste le haya salvado la vida, pues la información del chino puede ser vital para salvar al mundo. Usted es Jack Bauer y su trabajo es más importante que todo lo demás. Sea como Jack Bauer al generar ingresos para su empresa.
Otras moralejas. Nunca en mi vida he visto a un terrorista. Para mí son casi lo mismo que Yoda, los veo nada más en la tele o en juegos de computadora, a veces en las noticias. A veces matan gente, es cierto, pero ¿no será mucho mayor el número de gente que se muere de hambre todos los días? Terroristas... El otro día, una chava habló a CTU para decir que sospechaba que su novio estaba conectado con "grupos fundamentalistas", y Cloe le preguntó: "¿Terroristas?". O sea, como si todos los fundamentalistas fueran automáticamente terroristas, o como si los fundamentalistas judeo-cristianos no fueran igual de terroristas (ataques a poblaciones civiles en el Líbano, el Ku-Klux-Klan quemando negros). Pero se sabe que esta cultura de delación no es ficción: la US Air Force of Special Investigations tiene un programa en el que se les pide a los ciudadanos que reporten actividades "sospechosas", por ejemplo, alguien dibujando diagramas o haciendo preguntas sobre las bases militares, o un conductor que se presenta ante una caseta de vigilancia y quiere entrar sin ID, o dice que está perdido. Vigilancia ciudadana, igualito que en los peores tiempos de la URSS, como en 1984, con las cámaras y todo. El único terrorista es el régimen (ojo, no el gobierno), que infunde el terror entre sus ciudadanos.
El discurso de un lider terrorista dice que la bomba que harán explotar es un castigo por su ignorancia, por hacerle caso a su gobierno que sigue de imperialista e intervencionista. Claro, todos los gringos lo han escuchado, a algunos les vale, a otros no. Pero, ¿cómo entender un mensaje así en un programa profundamente americano? ¿Se estarán autodestruyendo, como algunos dicen que pasó con las torres gemelas? Para nada. La serie "24" no la inventó el gobierno ni el anti-gobierno, la inventó la corporación mediática Fox, parte clave de la maquinaria neoliberal, pues su misión es ayudar a la "mano invisible" (¿será invisible la mano de Carlos Slim en México, o se le embarrará de mierda cuando se limpia el culo como a su más humilde esclavo?) con la propaganda y el adoctrinamiento. El gobierno y sus gorilas marines son los que invaden los países, pero lo hacen por la presión de los grandes inversionistas, los dueños del capital, las corporaciones, etc. El ideal neoliberal es que el gobierno intervenga lo menos posible en los asuntos del mercado... más ideal sería tener el pie en el cuello del gobierno, ¿no lo creen así, señor Coppel, señor Azcárraga, señor Salinas?



sábado, 14 de octubre de 2006

Turismo: Ciudad de México II

!Más pronto cae...
Heme aquí de vuelta en la Gran Teonchtitlán. Los motivos que me traen son casi idénticos: otra fiesta de mi sobrina, ver a los amigos. El café donde estoy está alfombrado y tiene pocas máquinas, es en Santa Mónica, hacia el norte de la ciudad. Hay dos franceses que se están yendo. Estoy algo desvelado y creo que en breve voy a salir a fumar y comprar una coca-cola.
Salí ayer a las cuatro, por ADO, y cosa singular, pasaron una película buena en el camión: "The Hithchiker's Guide to the Galaxy". Se trata de que la tierra se destruye, pero dos terrícolas (un inglés pusilánime y una nena preciosa) tienen la suerte de llegar por medios diferentes a la nave espacial en la que se había autosecuestrado el Presidente de la Galaxia: un ególatra extremadamente carismático. Los personajes van teniendo una serie de aventuras hilarantes en un universo habitado por toda clase de seres bizarros. Me dio la impresión de Alicia en el país de las maravillas, pero quien haya tenido oportunidad de ver "Las aventuras del Barón de Munchausen" tendrá una imágen mucho más cercana. Entre otras cosas, aparece un robot melancólico, una supercomputadora que ve las caricaturas, una ballena que cae desde el cielo en un planeta remoto y una raza de extraterestres burocráticos que tiene la marca de la tercera peor poesía del universo. Rica en contenido filosófico y muy amena, altamente recomendable. Depués pasaron "El Zorro", así que me dormí un rato, y después un programa en el que tres agencias de viajes le preparan tres vacaciones caribeñas diferentes a una típica familia norteamericana (los esposos se decían "mom" y "dad" entre ellos, los ridículos); aunque le pedí al operador que bajara el volúmen, los estúpidos diálogos, para colmo doblados al español, me hicieron imposible concentrarme.
Me quedé de ver con World Bridger, así que de la central del norte emprendí la expedición hasta estas zonas más septentrionales de la ciudad. Ayer en la noche me acordé otra vez de la aparente interminabilidad de este lugar. Pasas calles, avenidas anchísimas, miles de semáforos, y todo lo que ves es carros y más carros por todos lados. En la movie de ayer, el inglés conoce a uno de los extraterrestres cuando éste último iba a ser arrollado por un auto; se paró enfrente del vehículo con la mano extendida porque pensaba que esa era la especie dominante en el planeta.
En la travesía me subí a un taxi, e inmediatamente le pregunté al Sr. taxista cuál era el humor ciudadano. "Pues está cabrón, la verdad... está cabrón". Me platicó que tiene un aparato de radio con el que puede recibir estaciones de diferentes partes del mundo. Escuchó una entrevista que le hicieron a AMLO en Venezuela. Me platicó que muchas calles aledañas al Zócalo estuvieron también llenas en los días en que la Plaza de la Constitución se llenó de gente que deleznaba el fraude, sólo que eso no se vio en la televisión. Estuvimos de acuerdo en que a nuestros honestos e institucionales gobernantes no les convenía que Fox diera el grito frente a toda esa gente porque "ciertamente" sería un show internacional: millones de personas mentándole la madre al Presidente de México en pleno festejo patrio. ¿Es así como se ve un país democrático?
World Bridger y Alan me recogieron en el Indoamericano. Fuimos a dar una vuelta por la Zona Esmeralda, una isla de opulencia situada en las afueras de Atizapán. De regreso, el Enlazador de Mundos se metió mal y fuimos a salir por Lomas Verdes. Uno de los campus universitarios donde he estudiado se encuentra ahí, de modo que la zona me es muy familar, además viví venititantos años muy cerca de Lomas Verdes. Por eso me sentí algo confundido cuando la carretera por la que íbamos se bifurcó y nos mandó a bordear unas colinas que yo recordaba vacías. Al borde de la carretera se levanta ahora un muro de concreto de unos quince metros de alto, yo lo veía sorprendido, era muy largo, y nadie tenía idea de qué cosa era aquel monstruo que recordaba un castillo medieval excepcionalmente masivo. Comencé a alarmarme... no mames ¡¿qué es esto güey?! Luego de cientos de metros, la pared terminó y ví la entrada a un gran estacionamiento con un flamante letrero de Walmart. Alan recordó entonces un capítulo de South Park en el que Walmart aparece como una entidad con vida propia, cuyo único propósito es hacer que la gente compre en él. Igual que cuando en Los Simpson los anuncios cobran vida, la solución era ignorar a Walmart, pues se había convertido ya en un problema la adicción consumista de la gente. Lo malo fue que a un señor se le le rompió un foco a las once de la noche, y se le ocurrió que sólo en Walmart podría conseguirlo; para cuando llega a la tienda, hay un montón de gente en piyama comprando estupideces.
Luego fuimos a la casa de mi poco orientado amigo, vimos algunas fotos de las marchas y el plantón y divagamos hasta las cinco de la mañana. Hoy nos levantamos y desayunamos en los célebres tacos de guisados del Güero, junto al Sumesa de Arboledas. Ya cuestan diez varos. Yo me dí dos de moronga.
Entre otras cosas nuevas que ví está el paso a desnivel que están construyendo en Valle Dorado. Junto con el casino de la vez pasada y el Walmart, veo que el Estado de México está progresando: nuevas y más variadas formas de consumo y alfombras rojas para la especie dominante.